martes, 15 de julio de 2008

Mi querida Josefina {Parte I}

Empecé a escribir una historia, de una publicista de entre 25 y 30 años, y las cosas que le pasan en su vida. Voy a ir publicando de a poco los capítulos. Espero que les guste. Consideren que no soy escritora. Disfrutelna.

Josefina era una de esas que, después de un tiempo y demasiadas ilusiones rotas, dejan de creer en el amor. Todos los días despertaba y se tomaba su cortado (solo si que se había acordado de comprar la leche en los chinos de la vuelta), sino se conformaba con un café negro. Cualquier cosa que tuviera mucha cafeína era buena para empezar la mañana. Buscaba alguna que otra media que no estuviese corrida, la pollera, los zapatos y marche para la oficina. El auto estaba en el mecánico hacia un tiempo, el pelotudo del ex novio lo había chocado y no se digno en pagar el arreglo, así que la esperaba su querido 172 con aquel hombre barbudo tan simpático que, como siempre, se subía dos paradas después de la suya y se entretenía todo el viaje apoyándola por atrás, lo que sin duda alguna le provocaba a nuestra querida publicista, llegar al trabajo con ganas de patearle las pelotas a alguien. Ahí estaba, el jefecaradebaboso, como siempre con esa mirada que daba asco, pero había que caerle bien, y alguna que otra vez un favor, total estaba bastante bueno, exceptuando a su mujer e hijos, obviamente. Después aparecía Cata, la mejor amiga. Una blonda interesante, tan buena era que muchas veces ya pasaba a ser boluda, pero Jose la quería como a una hermana. Ahí estaba, Gonza, el amor imposible, ese al que todas las de la oficina le tienen ganas, no era mas perfecto realmente porque no le alcanzaba el tiempo, pero jose sabía que estaba muy por encima de su poder adquisitivo. Habían pasado un par de cosas, si, cuando todos se iban de la office, pero no llegaba a mayores, nada mas que un par de polvos y taza taza cada uno a su casa. En fin, le esperaba un día laaargo. Y Cata hablándole de lo liindo que era el mozo del bar de en frente que el otro día le había dejado el numero del celular en la servilleta, a lo que jose le preguntaba
- ¿Y? ¿Lo llamaste pelotuda?- sabiendo claramente cual iba a ser la respuesta luego de tantos años de amistad.
- Ay no, ¡es que me da vergüenza!
- Dale no seas tarada, no ves que tienen el mejor café de la cuadra y desde que vos estas en este intento de amorío avergonzado no podemos ir a tomarlo porque resulta que a vos TE DA VERGÜENZA que el chico al que le tenés ganas, ¡te tenga ganas! No ves que ni vos misma te entendés Cata. Deja joder dale, que en mi casa se termino la leche y no me pude tomar el cortado esta mañana.
- ¿¡Todavía no fuiste a comprar la leche Josefina!? ¡Desde el jueves que no tenés!- ya estaban a lunes
- Bueno nena que te pensás que vivo al pedo como vos, yo tengo un vida agitada- ni ella se la creía.
- Si, te la agitan todas las noches – y se cagaron las dos de la risa, por su pollo, Cata tenía razón.

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